Dice una preciosa vieja canción de Joan Manuel Serrat: "De aldea en aldea, el viento lo lleva siguiendo el sendero, su patria es el mundo, como un vagabundo va el titiritero..."
Así son los feriantes que recuerdo.
Cada agosto, hacia finales, en Almería, mi ciudad, venían, normalmente de la feria de Málaga, los titiriteros.
Con sus bártulos, sus "cacharricos", sus animales, sus bocadillos, sus manzanas de caramelo y sus nubes de algodón, con su circo... Y además, coincidiendo con toda esa algarabía: las casetas y los conciertos. Nada más y nada menos. Una buen aquelarre de emociones para despedir un verano eterno y dar la bienvenida a la normalidad del cole y el abrigo, al orden.
En el verano del 96, ya con cierta distancia de la infancia, decidí pasearme con la cámara en la mano y fijar ciertos recuerdos.
Aquí dejo algunas de aquellas imágenes que cacé.
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