miércoles, 14 de octubre de 2020

FOTOS ENCONTRADAS: LA PASTY (2000, BARCELONA)


La Pasty fue una de las grandes amigas y cómplices de Carmen de Mairena. Supongo que también tuvieron momentos dramáticos y enfados a la altura de su gran amistad.
Falleció en el 2011.
Hace un tiempo, junto al periodista Omar Jurado, hice un reportaje sobre transformistas barceloneses. Eran varios personajes con diferentes filosofías sobre el transformismo. Uno de esos personajes era la Pasty. Omar hacía un perfil biográfico y filosófico de cada personaje y yo les hacía un par de retratos. El lado masculino y el lado femenino. Al final no publicamos el trabajo. Pero fue una bonita experiencia hacerlo.
Quiero rescatar estas dos imágenes de la Pasty, y el texto que Omar hizo a partir de conversar con ella.

Nombre artístico: La Pasty. Nombre real: Esteban Sin. Nacionalidad: Catalán. Edad: 56 años (cuando hicimos el reportaje). Personajes: Lina Morgan, Celia Gámez, Esperanza Roy y, en general, las grandes vedettes de la Revista. Profesión: bailarín.

Esteban debe su original nombre artístico a que en su juventud trabajó en una farmacia: "Mis tíos querían que yo fuera farmacéutico, y entré a trabajar en una farmacia. Es habitual entre el ambiente gay poner apodos a las personas, así que a mí me llamaron la `pastilletes´. Cuando llegó el momento de elegir un nombre como transformista pensé que cuál mejor que el que yo había tenido durante toda mi vida".
Desde el principio tuvo clara su homosexualidad y se lo dijo a sus padres "en el año 59, cuando tenía 15 años. No se lo tomaron ni bien ni mal, lo aceptaron. Ahora ya han muerto los dos, pero mi madre me adoraba y me vio bailar, incluso la llevé conmigo en algún viaje. Mi padre me llegó a ver vestido de mujer en la Sala Rialto. Le encantó y me confió que le había gustado mucho la dignidad con la que trabajaba".
Siendo muy joven tuvo un bar, el St. Germain du Prais, cerca de Escudillers y allí conoció al famoso bailarín Alfredo Alaria, que inmediatamente le puso a trabajar en su compañía de baile: "Tuve la inmensa suerte de entrar en esa compañía, porque era muy difícil. Estuve trabajando al rededor de 9 años con el ballet de Alfredo. Fueron años que recuerdo con mucho cariño, llenos de éxitos, viajes por Lisboa, Milán o París, y mucha vida social. En aquella época tuve la oportunidad de conocer a mucha gente". De aquellos años, los 60, son también sus trabajos en el cine, participando como bailarín en alguna película protagonizada por Alfredo Alaria, como Diferente, una película que tocaba el tema de la homosexualidad de forma pintoresca y bastante valiente para la época.
La vida de Esteban ha estado dedicada por completo a la Revista, sin embargo no recuerda aquella época con nostalgia: "Aunque he estado siempre en ballets de calidad y he sido muy buen profesional, no he sido nunca una primera figura. No tenía la ambición ni la frialdad necesaria. Aunque tampoco me interesaba. Prefería divertirme, ser feliz. A mi me gustaba cambiar de compañías, conocer gente y vivir cosas diferentes, hasta he tenido mi propia compañía. De jovencito yo era muy guapo. A los 17 años me hicieron unas fotos y todo el que las veía me aconsejaba que me dedicara a hacer cine, que me parecía al actor Louis Jourdan. Pero yo pensaba 'Anda ya, cómo me van a llamar a mi para hacer cine'. No me lo podía ni imaginar... Así era yo, me guiaba por el corazón".
Su profesión de bailarín le permitió vivir durante nueve años en Italia, donde incluso posó como modelo masculino de peluquería. Las fotos revelan a un hombre atractivo y masculino, con pinta de galán maduro, y en nada presagiaban su futura carrera de transformista.
Esteban debutó como La Pasty en Sitges a finales de los 70, en el local Chez Antonio, propiedad del bailarín Antonio Amaya, con el que había mantenido una relación sentimental durante 5 años: "Vi que los años se me habían echado encima, había engordado un poco y ya no tenía la elasticidad que antes. No podía bailar, porque además la gente paga para ver algo bonito. Mucha gente me empezó a decir que probara a vestirme de mujer, así que pensé que me podía dedicar al transformismo. Nunca antes me había vestido de mujer, ni siquiera en la intimidad. En Sitges tuve mucho éxito. Mi espectáculo consistía en números de súper Revista y humor al estilo Lina Morgan, no tocaba nada de canción española. Básicamente como ahora".
La Pasty trabaja mucho por toda Catalunya y Zaragoza. En Barcelona se le puede ver en El Cangrejo. Fue allí donde, hace tres años, la descubrió Chicho Ibáñez Serrador y la llevó al programa El Semáforo, donde ganó un premio por su recreación del número Tango de Carnaval, de Lina Morgan: "Fue una experiencia maravillosa y tuve mucho éxito. A raiz de aquello he aparecido otras veces en televisión, en un canal de l'Hospitalet y también en un programa de Jordi González".
Hace cuatro años que vive en el barrio gótico de Barcelona y su relación con los vecinos no puede ser mejor: "Vivo solo, nunca he dado ningún escándalo y me tratan como a uno más. Creo que muchos de ellos se enteraron de mi profesión cuando me vieron en la tele. Al día siguiente me paraban por la calle y me felicitaban".
La Pasty reconoce que este mundo del espectáculo es muy difícil, "y para los transformistas más aún. Ahora mismo sólo podemos actuar en dos locales, La Concha y El Cangrejo. Pero pagan muy poco por actuación, lo máximo en Barcelona son 10.000 pesetas, y no me puedo permitir tener un caché mínimo, tengo que adaptarme a lo que haya. Mi modo de vida es ir picando un poco de todos los sitios, si no sería imposible sobrevivir. De esto solo es totalmente imposible, totalmente".
Otra de las dificultades de un transformista surge a la hora de ligar. Durante mucho tiempo, La Pasty no tuvo este problema porque vivió con su pareja durante 14 años, hasta que, hace 2, él murió en un accidente de coche: "En esto es como si tuviera dos personalidades diferentes. Mucha de la gente que se acerca a mi como La Pasty no lo haría como Esteban, y al revés. A veces conozco a alguien como Pasty y a la hora del sexo no quiere que me quite ni las medias, es muy curioso. Pero he aprendido a llevarlo bien, no me crea problemas. Pero una cosa si tengo clara: no quiero ser mujer. Lo que a mi me gusta es transformarme de mujer a la hora de trabajar, pero en mi vida diaria nunca me verás vestido así. Hay veces que acabo de trabajar y estoy deseando llegar a casa para quitarme la peluca y el maquillaje".
La Pasty no ha sufrido demasiado las envidias de la profesión, aunque "si he tenido algún que otro problemilla con alguna envidiosa que me ha quitado trabajo hablando mal de mi. Pero intento que no haya enfrentamientos. Las envidias suelen surgir por la edad y la ropa. Pero yo en esto no entro, diseño mi propia ropa, a veces incluso la coso yo mismo, y voy como a mi me gusta, sin compararme con nadie".
Esteban recuerda la Barcelona de los 60 y 70 como una ciudad llena de bares para homosexuales, "se encontraban todos en la calle Escudillers", y cines de contacto gay que actualmente han desaparecido o se han transformado en teatros, "como el Principal, por ejemplo". De todas formas, recuerda esa época como bastante nefasta para los gays: "Éramos despreciados por la sociedad y la policía hacía redadas continuamente en los locales y los cines para detenernos. En cualquier momento te podían detener y acusar de maricón. Yo estuve en comisaría un par de veces y fui humillado por la policía física y psicológicamente. Incluso llegaron a llamar a casa de mis padres para decirles que su hijo estaba detenido por ser maricón. De nada sirvió que yo trabajara en el Paral.lel como bailarín y que, incluso, tuviera mi carnet de artista del espectáculo. Franco nos hizo mucho daño. Aunque sólo fuera por eso, no echo de menos aquella época".

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